Esta película, una de las más comentadas en la sección oficial de Karlovy Vary, aborda un hecho incómodo del pasado imperialista portugués: la nostalgia (más bien depresión severa) que acabaría conduciendo a la muerte a esclavos africanos explotados en las plantaciones. En 1907, un médico destinado en la isla de Santo Tomé recibe el encargo de curar las almas contagiadas por el extraño virus, dando pie a una historia de fantasmas que, al adoptar el punto de vista de los opresores, refleja la cruda gestión de los cuerpos, despachados con apatía burocrática. Polémica y radical, esta ficción basada en informes reales destaca por el rigor procedimental que imprime a sus imágenes Margarida Cardoso, quien (apoyada por la impactante fotografía en chiaroscuro de Leandro Ferrão) sigue hurgando en el trauma colonial.