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Jake Williams vive desde hace 40 años en el bosque más grande del noreste de Escocia, ajeno al trasiego urbano y la obsesión conectiva. Un personaje, pese a todo, fuera del tiempo y quizá también del espacio, al que retorna Ben Rivers en esta secuela de su ópera prima Two Years at Sea (2011, Premio Fipresci en Venecia), interesado en la reincidencia de los gestos como ritual, en aquello que solo cambia levemente en un mundo que cambia a marchas forzadas. Documental / Experiencia lírica, contemplativa y trascendente, como el cine de Maya Deren o Werner Herzog, Bogancloch elige la observación discreta para sumergirnos, con las llamativas texturas de la filmación en 16 milímetros, en un territorio liminar entre lo real y lo imaginado. Obra visualmente sublime que nos hace conectar con lo que queda fuera de la(s) pantalla(s).