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Este ha sido el primer film mongol de la historia en participar en una sección competitiva de Cannes (Un Certain Regard). Un adolescente sin tiempo para serlo lucha contra los elementos cuando su madre lo deja a cargo de sus hermanos, en la yurta familiar a las afueras —empobrecidas— de Ulán Bator. Basándose en su propia experiencia habitando ese tipo de vivienda, precaria y nómada, la directora y guionista Zoljargal Purevdash desliza un comentario sociopolítico en torno al estilo de vida tradicional en colisión con el progreso. Es uno de los contrastes que jalonan su película (amable y seca, invernal y esperanzada), que evita el drama épico de superación mediante su observación, casi etnográfica, de la determinación del chico: la única forma de vencer la adversidad para Ulzii es enfrentarla y, solo a veces, querría ser un oso para olvidarse del mundo durante una temporada.