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En una sociedad donde se opina y se emiten veredictos exprés sobre cualquier asunto, quienes callan son vistos con recelo. Es el caso de Julie, jugadora estrella de una academia de tenis de élite cuyo entrenador se enfrenta a una investigación con pinta de match ball. Leonardo Van Dijl plasma las tensiones y presiones soterradas de la competición en su absorbente ópera prima, mejor guion en la Semana de la Crítica de Cannes y próxima representante de Bélgica en los Óscar. Producido por la tenista Naomi Osaka y el dramaturgo Florian Zeller, este drama psicológico y de denuncia a fuego lento, sostenido en la fotografía de Nicolas Karakatsanis (Yo, Tonya, Bullhead), se acerca con precisión a unos gestos mínimos pero elocuentes; como una cara B de La caída, de Lucía Puenzo. Ciertos silencios —temerosos, culpables, destructivos— lo dicen todo.