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Como diría Godard, todo va bien en un pintoresco pueblito de la Bretaña, orgulloso de su tradición centenaria y sus crepes, que se prepara para acoger a una familia de refugiados ucranianos... cuando la que aparece es de nacionalidad siria. Ups. En su séptimo largometraje como directora, Julie Delpy (El Skylab, premio especial del jurado en San Sebastián) construye una afilada sátira sobre solidaridades de primera y segunda, a base de inspirados diálogos y verdades incómodas en torno al cambalache de la integración. Una mirada no amable pero sí afectuosa hacia su galería de personajes, por patanes que resulten, aporta el tono justo a esta comedia coral y desvergonzada que se ríe de los prejuicios sumarios con colmillo político e incluye varios momentos in your face al compás de Mozart y Beethoven: una sinfonía de la estulticia social.