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Ridículo, cobarde, idiota, cruel. Así suele presentarse al personaje central de este film y de la obra clave del teatro moderno que adapta, esa suerte de antihéroe shakespeariano en clave grotesca que, encaramado al trono por asesinato, lleva su reino a la ruina. Paulo Abreu firma una ópera prima llena de ingenio visual, amplificado por la estilizada fotografía en blanco y negro de Jorge Quintela (colaborador reciente de Rita Azevedo Gomes) y las localizaciones templarias en Évora y Tomar. Epopeya, sátira política y hasta musical se concitan en esta vertiginosa tragiparodia donde las formas del cine clásico se renuevan con energía desmadrada. Ubu exhibe orgullosa su condición de farsa, pero su caricatura de los abusos del poder irradia verdad en el contexto actual: elijan a cualquiera de nuestros tiranos / showmen contemporáneos y vuelvan al inicio de este texto.