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Tras su primer largometraje (premio especial del jurado en Orizzonti de Venecia), Damian Kocur vuelve con una provocadora premisa: una familia ucraniana pasa su último día de vacaciones en Tenerife cuando Rusia invade su país y se quedan varados en la isla. El corte de rollo no impide que a su alrededor continúe el carrusel de fiestas, bufés libres y chapuzones indolentes, mientras estos privilegiados refugiados de nuevo cuño libran su propia guerra de roles. Más cerca de las preocupaciones morales / sociales de Haneke que del sarcasmo de clase de Östlund, el cineasta polaco confirma su talento para exprimir la tensión, y para aflojarla, con este drama en erupción (a la sombra del Teide), un film oportuno que no estalla pero sí resquema con su reflexión: ¿No queremos todos volver a nuestras cosas una vez sabemos de qué lado de la guerra estamos?