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Una pareja acaramelada y demasiado reciente se va de vacaciones con sus respectivas hijas adolescentes, imponiendo un simulacro de familia hasta que la fachada romántica se hace añicos y las chicas, que hubieran preferido quedarse en casa —obvio—, empiezan a entenderse. Tras ganar tres premios del cine suizo con su debut y dirigir episodios en series de culto (Killing Eve, Servant), Lisa Brühlmann vuelve al largometraje con un relato de ecos autobiográficos, tremendamente sincero y sutil, que se desenvuelve entre miradas al cielo y gestos de tierra, trágame. Paula Rappaport y Malou Mösli brillan dando vida (interior) a las personas más adultas de la función, mientras que la propia Brühlmann se pone en el pellejo de una mala madre con cargo de conciencia, en esta historia de soledades compartidas y prisiones autoimpuestas.